¿Evolución o Involución?

lunes, 7 de abril de 2014

TDA e Hipertextualidad


Cuando estaba haciendo una actividad para esta asignatura (Escriptures Hipertextuals), recordé las palabras de Kerkhove sobre T. Nelson, creador del apelativo “hipertexto”. Según Kerkhove, Nelson ideó el hipertexto para poder gestionar la ingente y desordenada profusión de ideas que le generaba su “cabeza de chorlito”. Opinaba que Nelson, sobre quien también decía que era “impulsor de todas las ideas, maestro de ninguna”, poseía una mente hiperactiva que los psicoanalistas franceses denominan délire d'interprétation. El carácter asociativo de la mente es innegable sea éste de carácter más o menos desordenado. Wittgenstein siendo consciente de esta operatividad se lamentaba de que el texto escrito no le permitiese sacar todo ese potencial, y Aby Warburg pretendió organizar su vasta biblioteca de manera asociativa, hecho que le supuso un verdadero quebradero de cabeza y un rotundo fracaso (ver más aquí). La diferencia entre ellos y Nelson es que a este último le costaba más controlar el potencial asociativo.

En los diferentes discursos de los teóricos del hipertexto encontramos multitud de peculiaridades positivas que el hipertexto puede tener para la configuración de la mente en pos de un mejor entendimiento de la complejidad, sobre todo por su inherente asociación no lineal y su ilimitación. Todo esto me resonaba profundamente con el llamado “Trastorno dela Atención” (TDA) y a su versión hiperactiva;  TDA-H. Un “nuevo” trastorno cada vez más diagnosticado en los colegios e institutos en la actualidad, pero que si miramos desde cierta perspectiva muchas de sus características o síntomas -depende de cómo queramos mirar- son similares a las cualidades del hipertexto y a las predicciones de los posibles efectos de un nuevo paradigma hipertextual.

En el trabajo incluí un pequeño fragmento mencionando estos síntomas e intentando asemejarlos con algunas características deseables del hipertexto: “Tienen una gran dispersión mental y se distraen muy fácilmente” – gran capacidad de asociación y propensión a salirse del discurso impuesto; “Les cuesta entender las cosas de un modo claro y rápido” – capacidad de ver la complejidad en la aparente claridad; “Parece que nunca  entienden las órdenes al cien por cien” – las órdenes si se analizan, muchas veces son absurdas y por tanto no comprensibles, tendencia a la autogobernación; “Dificultad para organizarse” – a lo que habría que añadir “…linealmente”, un hipertexto podría ayudarles en este aspecto, puesto que prácticamente toda la educación oficial se basa en la linealidad. 

Soy consciente de la simpleza y la conveniencia en la interpretación de lo anterior, y aunque creo que bien merecería un estudio mayor, de momento puede resultar un buen punto de partida. El aumento progresivo de diagnósticos de TDA, bien podría interpretarse como una penetración progresiva del nuevo paradigma hipertextual. Convendría analizar entonces esta situación: ofrecer métodos para potenciarla -u otros que se compatibilicen más con la linealidad-, reflexionar sobre el papel de los adultos y los docentes en su influencia o autonomía respecto a la linealidad, qué efectos podemos esperar a corto-medio-largo plazo…

Sin duda Wittgenstein supo adecuarse al pensamiento lineal mejor que Nelson, quien recibiría apelativos como el de “cabeza de chorlito” o “impulsor de todas las ideas, maestro de ninguna”. El caso de Nelson es el de una mente fuertemente asociativa y muy poco controlada que según Kerckhove “ha nacido de la fallida mente lineal”. Es difícil plantear las consecuencias de una hegemonía de la mentalidad asociativa hipertextual, pero viendo los posibles caminos caducos -o incluso apocalípticos- a los que se enfrenta la sociedad todavía eminentemente lineal -producto de la modernidad- podría ser muy beneficioso un cambio como el que nos ofrece esta nueva mentalidad.

Derrick de Kerckhove (1999). Inteligencias en conexión. Hacia una sociedad de la Web. Barcelona. Gedisa. Segunda parte: Hipertextualidad, pp. 111-129.