¿Evolución o Involución?

lunes, 10 de marzo de 2014

Visibilidad y Comentarios


Al configurar el blog he elegido no poner ningún tipo de restricciones a la hora de visualizar y comentar las diferentes entradas por multitud de motivos. No me gusta la privatización de la información y todavía menos la de la cultura, aunque atendiendo al sistema-mundo en el que vivimos es comprensible hasta cierto punto su existencia. Si los autores artísticos o intelectuales no obtienen beneficio económico es imposible que sigan manteniendo su labor y en este sentido se perderían millones de potenciales obras futuras. Sin embargo en torno a esta simplicidad se genera un absurdo y complejo entramado de intereses que condiciona enormemente al contenido de las propias potenciales obras futuras a la vez que “exclusiviza” a los posibles destinatarios. Que la obra artístico-cultural no pretenda la mayor extensión posible desde su concepción me parece algo contradictorio y difícil de entender. Claro está que hay límites en la universalidad, pero creo que éstos debieran de venir dados única y exclusivamente por el contenido de la misma y no por el “envoltorio”.

De todos modos un blog de estas características no creo que merezca un debate en torno a esta cuestión, y sin embargo no creo que por ello se deba de dejar de lado una mínima reflexión. En cuanto a la posibilidad de comentarios ocurre algo similar, no va a ser un blog especialmente visitado y su temática -aunque más que discutible y debatible- no creo que vaya a arrastrar a nadie hasta el punto de perder las “buenas” o “correctas” formas dejándose llevar por la emoción. No obstante también considero necesario una pequeña reflexión.

Aunque soy nuevo en la creación de contenido virtual, conozco lo suficiente los foros y otros mecanismos de interacción como para entender las frecuentes medidas de control y  regulación. Que sea comprensible de modo general no lo hace en ocasiones completamente absurdo, además obligar por medio del veto y la prohibición nuca me ha parecido el mejor camino. Aunque con mucha probabilidad sí que sea el más rápido, sencillo, y puede que a corto plazo, también efectivo. Me parece interesante observar cómo la supresión de identidad que ofrece el anonimato ayuda a ciertas personas -desprovistas de futura responsabilidad- a rebasar consciente y gratuitamente los límites que impone el “respeto”. Aun siendo éstos mucho más subjetivos y maleables de lo que con demasiada frecuencia nos creemos.

A estos comportamientos se les puede asociar con el concepto de libertad, hecho que creo que es del todo erróneo. Estar libre de consecuencias no significa ser libre. Por el momento el modo de construir nuestra identidad es indisoluble de la concienciación de unas posibles consecuencias. Momentáneamente el mundo virtual puede ofrecer una variación de ello, pero hasta que no se pueda vivir completamente en la “red” esto solo será un estado momentáneo y pasajero. Es verdad que el mundo virtual te ofrece la posibilidad de no tenerlas y ello es curioso e interesante, además puede ofrecer una sensación de poder al decir uno lo que quiera sin que ello le suponga  unos efectos similares a los de una interacción presencial. Pero esta sensación de poder no deja de ser falsa o engañosa porque en realidad no eres tú quien habla sino el personaje adoptado en ese momento que sin dejar de ser uno mismo tampoco lo es completamente. Además, en cuanto cierres tu ordenador volverás a ser tú y tus consecuencias. ¿De verdad es libertad si en realidad ya no eres del todo tú mismo?

Me parece una buena pregunta y un interesante tema a debatir, aunque yo ya he dicho que no me lo parece. De todos modos, aún aceptando que sí puede ser un estado de libertad personal, me gustaría añadir que no es lo mismo ser libre que trabajar para serlo. Es decir, yo puedo ser libre para menospreciar e insultar gratuitamente bajo el “cobijo” del anonimato pero hacerlo supone arrojar una piedra en contra de esa misma libertad. Si yo me sirvo de ese tipo de “libertad” estoy contribuyendo a que en un futuro cierto moderador -cansado de esa actitud que obstruye el devenir dialógico- tome medidas al respecto, y acabe prohibiéndome a mí junto al resto cualquier tipo de palabra malsonante. Tal y como siempre ha ocurrido en el mundo presencial, pero también ocurre en el virtual.


Cada uno que haga lo que quiera, pero personalmente me gustaría que la gente insulte y diga palabrotas si tienen que hacerlo, pero sin olvidarse de quienes son, y siendo conscientes de que están trabajando en pro de su libertad y la de todos.  

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