David R. Olson
(1998), El mundo sobre el papel. El impacto de la escritura y la lectura en
la estructura del conocimiento. Barcelona. Gedisa. [Título original: The world of paper. 1994. Cambridge
University Press].
El texto de
David Olson mantiene una perspectiva interdisciplinar sumamente interesante
sobre la escritura, la lectura y el conocimiento, así como de los efectos y
consecuencias de todos estos elementos para el individuo y la sociedad. Olson
reconoce la importancia de la escritura en la sociedad actual; “todo
acontecimiento significativo se produce con la correspondiente documentación
escrita”. Sin embargo también cree conveniente realizar una serie de
advertencias sobre la alta consideración que tiene y ha tenido la escritura. Sobre
ella dice que no es meramente el habla “por escrito” sino un modelo de la
misma, que además se fundamenta independientemente de manera secundaria.
Reconoce que la lectura puede ser una vía real para la liberación pero advierte
que puede suponer también un medio para la esclavitud y que es necesario separar contenido del
continente.
El recorrido
que hace para explicar la configuración de la mente letrada resulta también de
sumo interés. La escritura según él es la responsable de hacer conscientes ciertos
aspectos de la lengua oral (reflexión, análisis…) pero no todos, pues en la
transcripción siempre se pierde entonación, intención… Este modelo puede ser
asimilado y por ello puede perderse su dimensión objetiva y crítica. El habla
será eminentemente expresiva y la escritura reflexiva. La lectura puede
entenderse como una representación exacta de lo que se dice o como dispositivos
para la comunicación visual, no obstante, explicar los cambios de la cultura
recurriendo a la escritura parece ser una tarea poco prometedora.
Olson mantiene
que diferentes tipos de escritura establecen otros tantos tipos de
competencias que suponen participar en
una comunidad textual, con su correspondiente paradigma compartido. La
comunidad ofrecerá cierto modelo hermenéutico para la interpretación
significativa del texto. Como la lectura y la cultura escrita son fenómenos no
unitarios, Olson renuncia a la posibilidad de enunciar una regla general que
relacione cognición y escritura, pero sin embargo realiza una reflexión sobre
los principales problemas o interrogantes partiendo de que toda escritura puede
verbalizarse, hablarse, y por tanto tiene implicaciones cognitivas.
Será en la
modernidad donde la interpretación del texto (y la naturaleza) podrá
considerarse objetiva y podrá justificarse, adquiriendo de este un modo un
carácter científico. El legado de todo ello supone que el pensamiento letrado
trata de representaciones como si fueran afirmaciones o ecuaciones y no sobre
el propio mundo. Los problemas que se generan de esto y que habría que resolver
son: separar la representación de la cosa representada, otorgar autonomía a la
representación, establecer a través del pensamiento letrado las expectativas,
percepciones, generalizaciones existentes en todo pensamiento y en todo texto
al que nos enfrentamos.
Todo esto lleva a Olson a una clara conclusión en la
que pensamos sobre el pensamiento a través de la crítica que posibilita el
pensamiento letrado. En términos heideggerianos podríamos decir que nuestro
contacto con el mundo y sobre nosotros mismos es una invención creada desde el
papel. Evidentemente nuestro mundo digital y cibernético y toda su expansión
nos abre a una nueva realidad, a una nueva invención ya no basada en el papel
sino en la pantalla.